Me gustan las
pioneras, son mi debilidad, pero cuando además de pionera, la mujer es
intrépida y vive situaciones absurdas por ser transgresora ... ¡ya es lo más!....
Juana Biarnés encaja a la perfección en esta descripción, fue la mujer que supo
colarse en el avión y en el hotel de los Beatles para conseguir una exclusiva
histórica, la que engañó a Roman Polansky adoptando una identidad falsa, la que
se sonrojó cuando Clint Eastwood la besó en los labios, la que retrató a un
joven y desconocido Joan Manuel Serrat, la que fue fotógrafa personal de
Raphael y la que reveló los negativos de la ceremonia de los Oscars de
Hollywood en el lavabo de la casa de Xavier Cugat. Y así, mil historias
más...¿continuamos?
Se inició en la
fotografía de niña, cuando ayudaba a su padre, fotógrafo deportivo, en el
laboratorio. Estudió en la Escuela de Periodismo y trabajaba a menudo con su
padre. Y aunque contaba con el apoyo de este no tuvo las cosas fáciles. En la
década de los cincuenta, sólo un 20% de los alumnos de estudios superiores eran
mujeres, y la mayoría lo hacían por status
y no por tener una carrera profesional. Pero Joana Biarnés no desaprovechó
ninguna de las clases en la Escuela Oficial de Periodismo, estudió con otras
chicas (como Montserrat Campanyà, hija del fotógrafo Antoni Campanyà) y recibió
clases de profesores como el fotógrafo Luis Marsillach o el periodista Manuel
del Arco.
Junto con su padre, fue la encargada de fotografiar y
dejar testimonio de las riadas de Terrassa de 1962. Vivia en Madrid y ese dia
había ido a visitar a sus padres. Llegó a Terrassa en el último convoy, ya que
pocos minutos después cayó el puente que permitía la conexión con Barcelona.
Una vez en casa, su padre le pidió que preparara las cámaras mientras él salía
a mirar qué pasaba. Pero cuando volvió, recuerda, le dijo que dejara las
cámaras y saliera a ayudar. "La gente desaparecía por los agujeros de la
alcantarilla", recuerda. Con los primeros rayos de sol, los dos fotógrafos
decidieron ir a buscar las cámaras y dividirse para cubrir todo. Al
reencontrarse, Joana cogió los rollos de película y comenzó a caminar hacia
Barcelona para hacer autostop. Sin pensarlo, fue a revelarlo a casa de Antoni
Campanyà. Cuando éste vio las fotografías llamó Federico Gallo, responsable de
los informativos de TVE, y las fotografías sirvieron para dar a conocer la
tragedia en todo el Estado.
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Inundaciones en Terrassa, 1962 |
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Se convirtió en
testimonio una época interesante y, a la vez, muy dura para las mujeres que
querían destacar profesionalmente. El franquismo no era la mejor coyuntura, y
menos para aquellas que querían desarrollar una tarea considerada masculina,
como la fotografía. Aunque algunas reporteras de guerra ya habían abierto el
camino no había ninguna pauta para aquellas que
querían ser fotógrafos en un medio de comunicación, y menos, para las que lo
querían llevar a cabo en pleno franquismo.
Cubría
acontecimientos deportivos y fue objeto de una fuerte hostilidad por el hecho
de ser mujer. Pese a contar con las acreditaciones necesarias para trabajar
como reportera, protagonizó situaciones absurdas, como cuando un árbitro paró
un partido de fútbol para tratar de impedir que una mujer tomase fotos del
campo. Joana recuerda que fue en el campo de Les Corts, fue a ayudar a su
padre, y des del público empezarón a critarle: :" A fregar platos! "
le decían mientras montaba las cámaras… Yo nunca hacía caso, pero de golpe veo
que el árbitro para el partido, viene hacia mí y me dice que se marche porque
la zona está reservada. Yo le digo que soy fotógrafa y me dice que no le tome
el pelo! Hasta que no vino el director del campo no se reanudó el partido. Fue
muy fuerte".
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Campo de Les Corts |
En momentos así, Joana sabía que lo importante era no
amedrentarse y tomárselo lo mejor posible. No era la única, la mayoría de
mujeres trabajadoras de la época así lo tenían que hacer si no querían
abandonar. Incansable, decidió definirse como fotógrafo (nunca fotógrafa, ya
que le parecía más equitativo) y vestir muy femenina. Una determinación que ha
sido siempre su rasgo más característico.
Y, curiosamente, esta fue una de sus armas más
infalibles: el factor sorpresa funcionaba. Nadie se esperaba una mujer
fotógrafa y, menos, bien vestida. Pero además, había un segundo elemento:
muchas veces los hombres creían que "no podría hacer nada bueno" y la
dejaban entrar en lugares privilegiados desde donde conseguía grandes
instantáneas.
Ahora bien, a pesar de estas pequeñas ventajas, la
mayoría de veces el simple hecho de ser mujer ya le complicaba las cosas. En Pueblo,
por ejemplo, no la podían enviar cubrir temas a las Cortes Generales de Madrid.
"Los grises me echaban. Yo llevaba acreditación y me conocían. Sin
embargo, me decían que tenían órdenes de no dejarme pasar ", confiesa
Biarnés.
Con el cierre de Pueblo
y a través de las agencias para las que trabajó durante dos décadas, pudo
desarrollar su talento y hacer realmente lo que más le gustaba: viajar para
encontrar historias únicas y, a poder ser, que mostraran la realidad de la
mujer trabajadora. Con su marido, el también periodista Jean Michel Bamberger,
creó la agencia Sincropress, ya finales de la década de los setenta comenzó a
viajar. Fue a México, donde conoció a la mujer de Pancho Villa y donde visitó
la soldadera de Cuernavaca, una mujer muy grande que era la orgullosa encargada
de llevar el correo postal al mismo revolucionario mexicano; recorrió Japón
para plasmar la realidad de las mujeres pescadoras; fotografió delante del
Kremlin al cantante Raphael, de quien era la fotógrafa personal ...
A pesar de tener "corazón de reportera", se
desenamorarse del oficio debido al estilo sensacionalista que se imponía y
decidió abrir un restaurante en la casa que tenía en Ibiza.
El cambio le permitió desarrollar una segunda gran
pasión, la cocina, y en 1985 abrió el restaurante Ca na Joana, en Ibiza, uno de los mejores de la isla.
En diciembre de 2013 se inició una campaña de
micromecenazgo en la plataforma Verkami para completar el presupuesto de un documental
sobre ella, coproducido por Televisión de Cataluña, y que cuenta con el apoyo
de la Diputación de Barcelona , el Instituto Catalán de las mujeres, el
Departamento de Cultura de la Generalidad de Cataluña y la Fundación
Photographic Social Vision.
La Generalidad
de Cataluña le concedió la Creu de Sant Jordi en 2014.
Para saber más:
Catalogo exposición: Fotògrafes pioneres a Catalunya (Anaïs Napoleón, Dolores Gil de Pardo, Carme
Gotarde i Camps, Madronita Andreu, Montserrat Vidal i Barraquer, Rosa Szücs de
Truñó, Carme García de Ferrando, Maria Serradell i Sureda, Roser Oromí Dalmau,
Roser Martínez Rochina, Montserrat Segarra, Joana Biarnés). Barcelona : Institut Català de les Dones, 2005.