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jueves, 13 de marzo de 2014

Maruja Mallo, la feminista que no quiso serlo





Sin duda fue una de las mujeres que abrieron el camino que otras seguirían en décadas posteriores, pese a que no lo había hecho de una manera planeada. Podría decirse que fue un feminista que nunca quiso serlo. Sin procurarlo conscientemente, su vida es un ejemplo de como una mujer puede decidir su propio destino y hacer cosas que la mayoría de las mujeres de la época no podían soñar.

María Zambrano dijo de ella: ”cometió uno de los errores más destructivos e imperdonables: ser libre”.


María Gómez González, más conocida por el seudónimo de Maruja Mallo, nació en Viveiro (Lugo) el 5 de enero de 1902 y falleció en Madrid el 6 de febrero de 1995. 

Perteneciente a una familia de buena posición, se inicia en el dibujo a edad muy temprana copiando ilustraciones de las revistas de la época. En 1922, al trasladarse su familia a Madrid, tanto ella como su hermano Cristino ingresan en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Es una etapa que no repudió: «Me interné cuatro años en la Academia. Tenía a Romero de Torres de ropajes, a Benedito de colorido, a Moreno Carbonero de dibujo, a Rafael Doménech de historia del arte. Hoy hablas con cualquiera que expone y no sabe nada de arte antiguo. Sólo se puede superar una civilización o un yo cuando se tiene un conocimiento total y entonces saltas por encima de esos conocimientos y llegas al auténtico que es el inconsciente, pero si no conoces nada no puedes llegar a ningún sitio», diría a Escribano en 1982.

Maruja Mallo y Rafael Alberti en Puerto Santa Maria

En Madrid, su compañero de estudios Salvador Dalí la introduce en el ambiente de la Residencia de Estudiantes, donde encontrará a quien será su pareja intermitente entre 1925 y 1931: Rafael Alberti. También conoce entonces a dos personas de enorme influencia a lo largo de toda su vida: María Zambrano y Concha Méndez.

La Verbena 01


En 1928 se produce su encuentro con José Ortega y Gasset. Crea algunos dibujos para la Revista de Occidente y realiza su primera exposición, de gran trascendencia en su momento (aunque Juan Pérez de Ayala recuerda que ya había expuesto anteriormente en Avilés, donde pasó su adolescencia, y en Gijón), en la que se incluye su serie Verbenas pintada, según escribió entonces Francisco Ayala, por «un sentido jovial de la vida». Para García Lorca: «Estos cuadros son los cuadros que he visto pintados con más imaginación, con más gracia, con más ternura y con más sensualidad».

Maruja Mallo y Josefina Carabias con Antro de fósiles 1931


En 1932 expone en París  la serie surrealista Cloacas y campanarios, de la que Juan Ramón Jiménez critica abiertamente, y por contra, André Breton compra una de sus piezas: «André Breton, el jefe surrealista, se presenta con sus entorchados y sus charreteras en el estudio de la pintora y compra un cuadro titulado Espantapájaros», escribirá Gómez de la Serna.
Un año después conoce al uruguayo Joaquín Torres García, junto a quien profundizará en el estudio de la geometría y de los estudios sobre la proporción áurea del príncipe rumano Matila C. Ghyka, de tanta relevancia para su trabajo posterior.

Maruja Mallo, 1927


Los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil los pasa como profesora de la Escuela de Cerámica y trabajando sobre temas sociales –a lo que no es ajena su amistad con Miguel Hernández- y las Arquitecturas minerales y Arquitecturas vegetales, que los críticos emparentan con la Escuela de Vallecas. A este respecto hay que recordar su excelente relación con Benjamín Palencia y Alberto Sánchez. 

La ciclista (Concha Méndez) 1927

También colabora con Rodolfo Halffter en los decorados y escenografía de la ópera Clavileño –ya había hecho lo propio con El ángel cartero de Concha Méndez y varias obras de Alberti-, y presenta Sorpresa del trigo en la exposición organizada en mayo de 1936 por ADLAN (Amigos de las Artes Nuevas) en Madrid. 


Mensaje del mar, 1937



Desde Galicia, donde se encuentra al inicio de la guerra con las Misiones Pedagógicas, se desplaza a Buenos Aires en principio como conferenciante invitada por la asociación de Amigos del Arte y con Gabriela Mistral, embajadora en Lisboa, como mediadora, pero su estancia se extiende hasta 1961, interrumpida sólo por algunas temporadas en Chile y Uruguay. Esta vez es el entorno de la revista Sur quien la acoge.
         

En 1942 Ramón Gómez de la Serna publica la monografía Maruja Mallo en la editorial Losada, donde hace un recorrido por su evolución artística. 
 
Pablo Neruda y Maruja Mallo. Chile 1945.

Con Pablo Neruda viaja a la isla de Pascua en 1945, y es el tiempo en que inicia la serie Naturalezas vivas. Es también ahora cuando crea el mural hoy destruido del cine Los Ángeles de Buenos Aires. En 1947 intenta realizar otros murales para la Fundación Rockefeller y los Estudios Metro Goldwyn Mayer, pero el proyecto no se lleva a efecto. 

Cabeza de mujer (cabeza de negra) 1946


En cambio logra el Primer Premio de Pintura de la XIII Exposición de Nueva York en 1948. En 1949 publica Arquitecturas, cuyo prólogo escribe Jean Cassou.

Los años 50 son de una retirada de la vida pública, aunque expone sin mucha trascendencia en París, Uruguay y Buenos Aires y crea parte de las series de Cabezas de mujer y Máscaras. José Luis Ferris, en su biografía Maruja Mallo. La gran transgresora del 27 (2004) titula este periodo como «Malos tiempos para una diosa» y explica cómo la inestabilidad política y económica de Argentina puede estar relacionada con este retiro.

            En 1961 hay un primer regreso a Madrid, que puede considerarse definitivo a partir de 1962. En 1967 obtiene el Premio Estrada Saladrich en la Bienal Internacional de Pintura de Barcelona y desde los años 70 se convierte en una presencia fundamental de los ambientes artísticos madrileños, aunque más por su pasado que por sus nuevas obras que pocos ven: las series Moradores del vacío y Viajeros del éter.



Como escribe Estrella de Diego: «Fascinaba encontrar a esa mujer que venía de ese tiempo suspendido, tan moderna, tan de ultramar, tan vanguardista. Y se pensó que, si no llegó a ser surrealista hubiera podido ser una surrealista impecable. Aunque, seguramente, de haberlo sido, no hubiera recibido el apoyo de Ortega, cuyas posiciones nunca fueron favorables al movimiento. Quizás llamamos surrealista a Maruja Mallo porque no supimos cómo llamarla, porque su viveza personal y pictórica nos dejó, a nosotros también en plenos años ochenta, sin etiquetas convincentes».
(fuente:  Shirley Mangini, Maruja Mallo y la vanguardia española. Ed. Circe, 2012.)

Para saber más:

Maruja Mallo (en Capitulo Aparte, art. Periodico ABC)

A feminista que non quixo selo (art. El País, Galicia)

Maruja Mallo:pintora libertaria y mujer irreductible (en ¡Déjenme vivir! )

Maruja Mallo y Rafael Alberti, un amor creativo y un olvido premeditado (en Arrinconarte)

Fuera de orden. Mujeres de la vanguardia española (en Biblioteca de mujeres artistas)

Bibliografia:

Ferris, José Luís: Maruja Mallo: la gran transgresora del 27. Ed. Temas de Hoy, Madrid, 2004.

Mangini, Shirley: Maruja Mallo y la vanguardia española. Ed. Circe, Madrid, 2012.

VVAA: Fuera de orden. Mujeres de la Vanguardia Española. Catálogo de la exposición. Fundación Cultural MAPFRE VIDA, Madrid, 1999.



 

2 comentarios:

  1. Fantástico artículo, Judith.
    Maruja Mallo es una de las tantas mujeres artistas que fueron vanguardistas en su concepción del arte y que influyeron de forma definitiva en los trabajos de sus compañeros artistas masculinos, pero han sido relegadas al olvido y la invisibilidad. Por ello visibilizar, reivindicar y poner en valor las aportaciones de la mujer en las diversas esferas de la vida cultural, artística, científica, política, etc., es una labor en la que todavía queda mucho camino por desbrozar. Afortunadamente blogs como el tuyo van abriendo senderos. ¡Gracias!
    Con tu permiso comparto tu artículo y blog en mis páginas de facebook
    https://www.facebook.com/ArrinconarteElRinconDelArte
    y
    https://es-es.facebook.com/vanguardiasenfemenino
    Un abrazo
    Maroula

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  2. Muchas gracias, Maroula, tienes razón en todo! Las vanguardias españolas tuvieron magníficas representates: Maruja Mallo, Maria Blanchard, Remedios Varo, Ángeles Santos, pero la historia no ha hecho justicia ni con su obra ni con su talento. Continuaremos trabajando para rescatar estas figuras y darles el lugar que se merecen en la historia del arte español.

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