Que el
estudio de la Bauhaus resulta imprescindible para comprender el arte (y
mucho más que el arte) de nuestro tiempo, es indudable. Por eso ha sido
tratada con tanta frecuencia y detalle.
En muchos
de estos trabajos se destaca uno de los valores fundamentales de la
escuela: su carácter progresista y avanzado tanto desde el punto de
vista formal como, sobre todo, ideológico.
Sin
embargo, hasta fechas recientes no se ha investigado un aspecto tan
trascendental en la vida de la Bauhaus como es el del papel de las
mujeres. El libro de Ulrike Müller Mujeres de la Bauhaus y, más parcialmente, la exposición del Barbican titulada Art as Life,
se han encargado de comenzar a ocuparse del asunto y a recuperar las
figuras de unas creadoras realmente extraordinarias: Eileen Gray, Anni
Albers, Gunta Stölzl, Marianne Brandt, Margaret Dambeck Ernst Göhl,
Margaret Leischner, Ljuba Monastirsky, Gertrude Dirks, Lisbeth
Oestreicher, Otti Berger, Lilly Reich, Benita Otte, Marguerite
Friedlaender-Wildehain, Ilse Fehling, Alma Siedhoff-Buscher...
En su
origen, la Bauhaus se planteó como una escuela en la que, entre otras
cosas, se evitaría la marginación hacia las alumnas (eran muchos los
centros de enseñanza artística de la época que prohibían el acceso de
las mujeres y otros muchos imponían unas tasas de matrícula superiores a
las de los alumnos). Walter Gropius, en su condición de fundador y
primer director de la Bauhaus, escribió que en la escuela "no habría
diferencias entre el bello sexo, y el sexo fuerte".
Lo que no
esperaban los rectores de la Bauhaus es que al abrirse la matrícula,
fueran más las alumnas que los alumnos matriculados. Ante tal situación,
adoptan una postura que evidencia un machismo alejado de las
intenciones iniciales: reservan los talleres de pintura, escultura y,
posteriormente, arquitectura, para los hombres. Las mujeres fueron
derivadas hacia otros talleres que se consideran más "apropiados" para
ellas: muebles, juguetes y, sobre todo, tejidos. El propio Gropius
justificó esta actitud afirmando que las mujeres estaban más preparadas
para el diseño en dos dimensiones, mientras que el diseño más complejo y
espacial era más propio de los hombres.
Incluso
hubo planteamientos más contrarios a la presencia activa de la mujer en
la Bauhaus. Johannes Itten, uno de los maestros de taller considerados
habitualmente como más radicales y modernos en sus planteamientos
formales e ideológicos, se negó a tener alumnas por no considerarlas
suficientemente capacitadas para seguir sus enseñanzas.
Así las
cosas, la presencia de la mujer en la Bauhaus quedó reducida a ciertos
talleres, a su presencia en las famosas fiestas de la escuela y, lo que
es peor, a adoptar un papel secundario frente a los hombres. Sólo una
mujer llegó a ser maestra en la Bauhaus, Gunta Stölzl,
mientras que muchas de las creaciones que hoy sabemos que fueron
realizadas por mujeres, se han atribuido tradicionalmente a sus
profesores o compañeros hombres.
Gunta Stölzl
Adalgunde Stölzl, nació en Munich el 5 de marzo de 1897. Su padre dió a todos los hermanos una formación liberal, en consonancia con la pedagogía reformista del momento. Gunta estudió en uan escuela par señoritas de buena familia. En 1913 aprueba el examen para la universidad e ingresa en la EScuela de Artes y Oficios de Munich con la especialización de tejidos. Ingresa a la
Bauhaus en 1919 tras leer el “Manifiesto de la Bauhaus” escrito por Walter
Gropius. A diferencia de la mayoría de los estudiantes que se quedaban en la
escuela solo tres meses, Gunta Stölzl permaneció 12 años, seis de ellos como
estudiante. Se convirtió en una figura indispensable en muchos aspectos, por lo
que el Consejo de Maestros le otorgo en 1925 un cargo después de seis años de
su llegada a la Bauhaus, como Directora de Taller, previa elección democrática.
Gunta era una
mujer exitosa, y se destacaba por su creatividad, tenacidad y capacidad de
organización. Aun así, no contaba con la protección de ningún maestro.
En el semestre de
1926-1927 algunos grupos de estudiantes la aclamaron como líder, demostrando
que las mujeres podían ser útiles en la Bauhaus.
En 1927 asume oficialmente la dirección de la sección de tejidos sin
experiencia docente. Gunta contaba con la ayuda de Kart Wanke potenciando
únicamente la vertiente práctica.
Dado que la
Bauhaus de Dessau anteponía la arquitectura a las demás disciplinas, el taller
de tejidos tuvo que adaptarse al estilo constructivo contemporáneo y fundirse
de forma discreta con el espacio. Es por esto que en este periodo escasearon
las piezas artesanales.
Tapiz diseñado por Gunta Stölzl |
Stölzl se
convirtió en un símbolo que hacia pensar a las mujeres de la escuela que era
posible progresar, para evitar el desánimo.
En 1929 se caso
con el arquitecto Arieh Sharon, otro miembro de la Bauhaus, perdiendo su
nacionalidad Alemana y volviéndose Palestina.
En 1931 perdió su
puesto tras que un grupo de estudiantes insatisfechos y apoyados por maestros
simpatizantes de derecha comenzaran una campaña en su contra, lo que culmino
con su despido y su abandono de la escuela.
Sus contactos en
la Bauhaus no le sirvieron para encontrar un nuevo trabajo. Emigra a Suiza. En
Zurich junto con Gertrud Preiswerk y Heinrich-Otto Hürlimann abre un pequeño
taller de tejidos artesanales llamado S-P-H-Stoffe. Por la difícil situación de
Europa, abandona su taller por razones económicas. Lo reabre con el
nombre de S+H Stoffe.
En 1937 cuando
termina su colaboración de socios, se
traslada a Florastrasse de Zurich. Se le concede el Diplôme Commémoratif en la
Exposición Mundial de París. Se unió a la Gesellschaft Schweizer Malerinnen,
Bildhauerinnen und Kunstgewerberinnen (sociedad de pinturas, esculturas y
tejedoras suizas) y también a la Werkbund suiza.Trabaja hasta 1967
en Flora. Muere en Zurich el 22 de Abril de 1983.
Fuente: www.artecreha.com y Bauhaus 1919-1933. Magdalena Droste
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