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lunes, 15 de diciembre de 2014

Españolas en el Nuevo Mundo: Inés Suárez

Cuando pensamos en el descubrimiento y la posterior conquista de América siempre nos viene a la cabeza nombres masculinos:  Cristobal Colon, Juan de la Cosa, Américo Vespucio, Núñez de Balboa... pero a estas alturas del partido, no nos creemos que la conquista fue solo  cosa de hombres... Hubo muchas mujeres, pero como siempre los cronistas oficiales únicamente se dedicaros a transmitir las gestas de los machos, dejando al margen a sus compañeras. 
En 2012, el Museo Naval bajo el título "No fueron solos" dedicó un exposición que reivindicaba el papel de la mujer en el Descubrimiento. Fueron nada menos que 10.000 mujeres durante el siglo XVI las que se aventuraron a cruzar el oceano para ir al Nuevo Mundo. Gracias a informes y crónicas se han podido reconstruir las vidas de estas mujeres: las hubo virreinas y gobernadoras, místicas, letradas, pequeñas empresarias, costureras, criadas, prostitutas y maestras. En muchos casos se embarcaron acompañando a sus maridos, y cuando estos habían muerto o estaban malheridos, tomaron las riendas de la situación ejerciendo de capitanas, soldadas o marineras. Entre las más bravas conquistadoras destacan Mencía Calderon (conocida como la Adelantada), Isabel Barreto, María de Estrada o Catalina de Erauso. Pero hoy destacaremos la figura de Inés Suárez, que participó en la conquista de Chile, y fue la primera mujer europea en llegar a este nuevo país.  Inés Suárez, nació en Plasencia (Cáceres) en 1507 y murió en Chile en 1580 a los 73 años de edad.Fue una de las fundadoras de la actual ciudad de Santiago de Chile junto a Pedro de Valdivia.
Inés Suárez. Pintura de José Mercedes Ortega. 1897
Sus padres eran personas humildes. Contrajo matrimonio con el aventurero Juan de Málaga enviudó y en América fue amante del conquistador Pedro de Valdivia, luego tuvo un segundo matrimonio de conveniencia con el capitán Rodrigo de Quiroga. Inés no tuvo hijos. Sobre 1527, su primer marido, se embarcó con destino a Panamá e Inés permaneció en España esperándole. Pasaron los años y sólo recibió noticias de él desde Venezuela. En 1537, consiguió licencia real y se embarcó hacia las Indias en busca de su marido.

Con algo menos de 30 años de edad, llegó a América en la búsqueda de su esposo, pero la informaron que había muerto en la Batalla de las Salinas. Como compensación por ser viuda de un soldado español, recibió una pequeña extensión de tierra en Cuzco, donde se instaló, así como una encomienda de indígenas. Algún tiempo después conocería a Pedro de Valdivia, maestro de campo de Pizarro y posterior conquistador de Chile; entre ellos nació un romance, fue cautivada con los planes de Valdivia para conquistar las tierras que el Adelantado Diego de Almagro había recorrido cuatro años atrás. 
Pedro de Valdivia
Para ello Valdivia solicitó autorización para que le acompañase Inés y Pizarro la concedió mediante carta, aceptando que Inés le asistiese como sirviente doméstico, pues de otro modo la Iglesia hubiese objetado a la pareja.En aquella aventura, la presencia de Inés fue muy relevante, porque Inés se encargó de tratar a los heridos, encontrar agua en medio del desierto, vigilar a los yanaconas, e incluso llegó a salvar la vida de Pedro de Valdivia cuando un contrincante, estuvo a punto de matarle en Atacama la Chica. Es por ello que sería considerada entre sus compañeros de viaje, como "una mujer de extraordinario arrojo y lealtad, discreta, sensata y bondadosa, y disfrutaba de una gran estima entre los conquistadores"
En 1540, la expedición arribó al valle del río Mapocho, donde fundaron la capital del territorio con el nombre de Santiago de Nueva Extremadura. Este valle era extenso, fértil y con abundante agua potable; pero ante la hostilidad de los naturales, la base de la ciudad se estableció entre dos colinas que facilitaban disponer posiciones defensivas, contando con el río Mapocho a modo de barrera natural.
Inés participó activamente en la defensa de la recién fundada ciudad Santiago, que fue atacada por un cacique indígena. Su valor y resistencia, en efecto, se revelaron cuando se produjo el asalto a Santiago dirigido por Michimalonco en 1541. 
Grabado anónimo de 1541 (Museo Histórico Nacional de Chile)

Poco después de establecer un asentamiento en Santiago, Valdivia envió una embajada con regalos a los caciques locales con el propósito de demostrar su deseo de paz. Éstos, aunque aceptaron los presentes, lanzaron un ataque contra los españoles, con el cacique Michimalonco como líder. 
Grabado Batalla de Andalién
En septiembre de1541, se produjo el ataque de Michimalonco, a la fortaleza de Santiago, durante el ataque, la labor de Inés había consistido en atender a heridos y desfallecidos, curando sus heridas y aliviando su desesperanza con palabras de ánimo, además de llevar agua y víveres a los luchadores.El protagonismo de Inés fue decisivo en la lucha, porque a la vista de como iba transcurriendo la batalla, Inés propuso cortar las cabezas de los caciques prisioneros y arrojarlas entre los indígenas para causar el pánico entre ellos. Testigos del suceso narran que los soldados preguntaron a Inés, la manera en que debían recibir muerte los prisioneros, éstos recibieron por toda respuesta de Inés "De esta manera", tomando la espada del guardia y decapitando ella misma al primero a Quilicanta y después a todos los caciques tomados como rehenes, y que retenía en su casa, por su propia mano, arrojando luego sus cabezas entre los atacantes. Inés se vistió con cota de malla y casco, cubriéndose con un manto de piel de alce, y montó sobre un caballo blanco. Afirma un testimonio que "salió a la plaza y se dispuso frente a los soldados, enardeciendo sus ánimos con palabras de tan exaltadas alabanzas que la trataron como si fuese un valiente capitán, y no una mujer disfrazada de soldado con cota de hierro". Avivado el coraje de los españoles, éstos aprovecharon el desorden y la confusión causada entre los indígenas al topar con las cabezas decapitadas de sus líderes, logrando poner en fuga a los atacantes. El coraje de Inés en esta batalla sería reconocida tres años después (1544) por Valdivia, quien la recompensó concediéndole una condecoración.
La unión de más de diez años entre Pedro de Valdivia e Inés de Suárez no era bien vista entre algunos vecinos de marcado fervor religioso, hecho que se sumaba a otras críticas hacia el gobernador.Su convivencia con el conquistador duró hasta que Valdivia fue sometido a juicio en Lima, donde fue acusado, entre otras cargos, de mantener una relación extramatrimonial con ella. Valdivia fue obligado a traer a su esposa a América, y en 1549 entregó a Inés en matrimonio a Rodrigo de Quiroga, uno de sus mejores capitanes. Para entonces tenía Inés tenía ya 42 años.
Rodrigo de Quiroga, Gobernador de Chile
En reconocimiento a sus méritos, Valdivia le concedió varias encomiendas y una estancia y, como esposa de Quiroga, llevó una vida piadosa y se consagró principalmente a tareas relacionadas con la caridad. Parte de su capital, por expreso deseo suyo antes de fallecer, se empleó en la construcción del templo de la Merced y de la ermita de Montserrat en la capital chilena. Fuente: Extremeños ilustres  Para saber más:El rol de las mujeres en el descubrimiento de América:

  Gomez Lucena, Eloísa: Españolas en el nuevo mundo (2013) Guzmá, Jorge: Ay Mama Inés (1997)Allende, Isable: Inés del Alma Mía (2006)   Las hazañas de Inés Suárez y la democracia en Santiago (Blog El País)  Dos aproximaciones históricas a la figura de Inés Suárez  Diez españolas de armas tomar en la conquista de América    

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