Me sorprendo a mi misma dejando entran a un hombre en esta sección, pero creo que Stefan Bollmann se merece un voto de confianza. Con su nuevo libro Mujeres y libros, Bollmann sigue la estela de sus dos anteriores éxitos: Las mujeres que leen son peligrosas y Las mujeres que escriben son peligrosas.
Tropecé con el libro de casualidad en una librería en Huesca, y como creo que nada sucede al azar, al hojearlo me di cuenta que es justo lo que necesitaba. A menos de una semana de iniciar un nuevo Grupo de Lectura en la Biblioteca de Lleida, bajo el título "Una habitación propia" en el que únicamente leeremos novelas escritas por mujeres, y en el que el primer libro que comentaremos será precisament Una habitación propia de Virginia Woolf, el libro de Bollman incluye un capitulo dedicado a ella: Bloomsbury, 1910. Cuando las personas cambiaron: Virginia Woolf. Así que me convenció en el acto y desde el sábado pasado ha entrado a formar parte de mi pequeña colección de libres TOP.
Espero que os guste:
Su objetivo es llamar la atención sobre el hecho de que no solo el acceso generalizado a la cultura es esencial para la transformación democrática de una sociedad, sino que, especialmente, la lectura y la escritura han sido instrumentos fundamentales en el proceso de autoconocimiento y emancipación de la mujer.
Para Bollmann más que el estudio, minoritario, de textos teóricos, ha sido el extendido gusto por las novelas populares el que ha permitido a las ávidas lectoras tomar conciencia de su estado de indefensión, marginación o sumisión en una sociedad paternalista renuente a concederle un estatus más digno. Y eso a despecho de que las obras de ficción presentaran modelos morales y de comportamiento dirigidos a perpetuar su posición desigual.
Que ciertos estamentos alertaran de los peligros de esta nueva costumbre, no podía sino certificar su conveniencia. Siguiendo un orden cronológico, Bollmann nos acerca a una serie de hitos en la historia de la literatura que van marcando el camino hacia la toma de conciencia y la independencia de la mujer. Así, nos recuerda que ‘Pamela o La virtud recompensada’ de Samuel Richardson, supuso a mediados del siglo XVIII, y tras su éxito entre todo tipo de lectoras, el impulso definitivo a una forma de escribir que permitía un amplio acceso a historias próximas y reconocibles para la mayoría de mujeres. Desde ahí el ascenso del género es imparable y no se detiene ni ante los problemas morales que suscitan algunas obras de Thomas Hardy, Lou Andreas-Salomé o Kate Chopin. Bollmann esboza sus argumentos, y el de otras narraciones que cita, sin por ello menoscabar el interés en su lectura que sus sugerentes comentarios provocan.
Y al margen de la ficción, no se olvida de textos tan directos y fundamentales como la ‘Vindicación de los derechos de la mujer’ de Mary Wollstonecraft (la abuela de Frankenstein), que reivindicaban, a finales del siglo de las luces, una revolución en el tratamiento de la sexualidad femenina y en la educación de la mujer. Con un estilo claro y un desarrollo minucioso no solo se abordan los textos emblemáticos o las autoras y autores imprescindibles, también se incide en personajes de ficción afectados por pasiones novelescas, como Emma Bovary, o en editoras y promotoras de la lectura como la fundadora de la parisina librería Shakespeare and Company, Sylvia Beach. Pero sobre todo no se olvida a las lectoras y el efecto explosivo que las novelas ejercían sobre ellas y que, a veces, las impulsaban a crear sus propias ficciones como autoras.
Un fenómeno similar al de la fanficción cuyos productos inundan las redes, y que Bollmann trata hacia el final del texto, justo antes de darle un repaso a uno de sus derivados: el equívoco éxito de marketing ‘Cincuenta sombras de Grey’. Como ven, un recorrido muy completo que realza el influjo sedicioso de la novela en la mujer, haciéndonos casi olvidar otras causas determinantes de su tránsito hacia la emancipación, como la incorporación al mundo laboral o el uso de anticonceptivos. Y aunque debemos tener presente lo insustancial de ciertos productos dirigidos a promocionar roles y valores alienantes, el mensaje subyacente a lo largo de todo el texto es sin duda pertinente: hay que leer. Leer a toda costa.
(Fuente: El placer de la lectura)
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1 comentario:
Genial libro, ya lo tengo encargado!
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