martes, 23 de octubre de 2018

¿Existen las series para mujeres?

¿Te has dado cuenta que últimamente todo el mundo te recomienda series? Uno de los principales factores del éxito su accesibilidad, a través de plataformas especializadas o incluso en la televisión. Su duración también ayuda, formatos cortos para ver donde y cuando quieras, y contenidos que se pueden extender más que en las películas.

Otro de los factores que determinan el éxito de las series es la familiaridad y cercanía que podemos establecer con los personajes principales. En sentirse identificada con el personaje principal o la facilidad de empatizar con el/ella, nos ayuda a crear conexiones que nos fidelizan a una determinada serie.

Y entre tanta producción para elegir, ¿creéis que existen series para mujeres? ¿Es decir, temáticas que nos gusten más?, personajes con las que podemos sentirnos identificadas cuestiones de género, roles, estereotipos que se cuestionan…


Top of the Lake de Jane Campion: vientres de alquiler, prostitución y violencia de género

La cineasta neozelandesa acierta a la hora de crear atmósferas turbias y siniestras en esta intriga ambientada en los bajos fondos (el mundo de la prostitución) de Sidney y que tiene como trama principal un tema tan actual como los vientres de alquiler y la lucha de las mujeres contra el machismo impuesto por una sociedad violentamente heteropatriarcal.




The Letdown de Sara Scheller y Alison Bell: desmontando la mística de la maternidad

Relato del lado más amargo de la maternidad, A partir de un grupo de apoyo para madres primerizas, seguiremos la pista a media docena de estilos de ser madre que arrancarán como muy distintos unos de otros, pero en los que enseguida veremos que, en definitiva, los problemas que se tienen que afrontar son muy universales.



The Fall de Thomas Harris: el thriller feminista definitivo

The Fall podría etiquetarse como un thriller policiaco, la clásica serie donde el protagonista policial debe dar caza a un peligroso asesino en serie. Pero esa definición no le haría ni de lejos justicia al drama británico. Pero en The Fall hay una lucha constante. 
El resultado simbólico de esta lucha de sexos tiene un claro ganador en esta ficción británica: las mujeres, representadas por Stella, quedan un escalón por encima. La serie presenta a los hombres como inestables emocionalmente, impulsivos y violentos, mientras que ellas son vistas como inteligentes, calculadoras y poderosas. 
Pero tampoco se trata de un panfletario discurso feminista metido con calzador, sino que estas ideas se filtran sutilmente a través de la trama, con detalles y contradicciones, gracias a las múltiples metáforas visuales, a los inteligentes diálogos y a la soberbia actuación de Gillian Anderson. Stella Gibson es un potentísimo personaje femenino que será recordado más allá de esta serie e influirá sin duda en futuras ficciones televisivas.



La otra mirada producida por Boomerant TV: derechos de la mujer y de su cuerpo

La otra mirada es idílica y aspirara a ser en su retrato de los años 20 en Sevilla. Su mensaje feminista es muy evidente y, a través de Teresa, a veces hasta resulta demasiado obvio, pero la manera en la que han ido creciendo las alumnas y las profesoras de esta academia de señoritas lo justifica plenamente. Con María de Maeztu y Mary Wollstonecraft como guías,  La otra mirada aborda muchos temas de mujeres plenamente actuales.





Transparent de Jill Soloway: Transmaternidad o cuando tu padre se convierte en tu madre

Tres hermanos interrumpen sus ajetreadas vidas para responder a la llamada de su padre de unos setenta años. Mort Pfefferman (Jeffrey Tambor) organiza una cena en su casa para explicarles que algo está cambiando en su vida. Los hijos asumen que tiene cáncer, pero no, el padre lo niega y, al ver las reacciones egoístas de los tres, rehúye la revelación de su secreto. A lo largo de los cinco primeros episodios, en cuentagotas, les hará saber su identidad transgénero; Mort pasa a ser Maura.






Damages de Glenn Kesler : ¿justifica el fin la masculinización?

Una abogada prestigiosa, interpretada por Glenn Close,  despiadada e implacable, contrata una joven abogada con un brillante curriculum, para tenerla de ayudante en sus casos de demandas civiles contra grandes corporaciones americanas, pero ocultándole las verdaderas razones que tiene para tenerla a su lado. La masculinización de la mujer para llegar a la cumbre profesional, ¿el fin justifica los medios?




The Killing de Veena Sud: cuanto más te involucras en tu trabajo más te alejas de tu familia.

La detective Sarah Linden trabaja su última jornada en Seattle antes de retirarse. Ha planeado dejar la ciudad esa misma tarde para viajar, junto a su hijo Jack, a Sonoma para reunirse con su prometido. El detective Stephen Holder está preparado para tomar su lugar pero, antes de irse, Sarah responde a una llamada de una patrulla que encontró un suéter ensangrentado en un campo perteneciente a la joven desaparecida Rosie Larsen. 
El cadáver de Rosie es hallado, al fondo de un lago, dentro del maletero de un automóvil a nombre del comité de campaña para la alcaldía del concejal Darren Richmond. Sarah decide retrasar su viaje por lo que espera sean unos pocos días. Pero cuanto más se centra en el caso más se aleja de su hijo.





El cuento de la criada de Bruce Miller: la distopía feminista que no querrías vivir

Basada en la novela «El cuento de la criada», de Margaret Atwood, Premio Príncipe de Asturias de Las Letras en 2008, en lugar de imaginar la sociedad del futuro como una más avanzada gracias a la tecnología, esta distopía la representa como una más conservadora y represiva, fundamentalista, en el que el Estado, teocrático y fascista, recupera los valores puritanos y combate la infertilidad esclavizando sexualmente y adoctrinando a «las criadas», esas mujeres que deben dar a luz a los hijos de sus gobernantes o ser castigadas.








Quizás no podamos asegurar que existen series para mujeres, pero desde luego lo que si que podemos afirmar es que el hecho de ser directoras o guionistas cambia de manera significativa el enfoque e incluso la temática de estas. Techo de cristal, maternidad, conciliación laboral, violencia de género... temas que hasta hace poco no habían sido abordadas en las series, y que se incorporan de manera natural a las tramas para poder empatizar con el público, ¿lo consiguen todas? ¿habría que tratas otros temas? ¿Qué mensaje nos transmiten? ¿se profundiza realmente en estos temas?... en próximas entregas más. 


Para saber más:



viernes, 4 de mayo de 2018

Mami, de mayor quiero ser como Amy Farrah Fowler

Mami, de mayor quiero ser como Amy Farrah Fowler

¡Yeah! Así con estas palabras tan bonitas me sorprendió mi hija una noche. E instantáneamente me llené de orgullo y satisfacción de madre.

Todavía no sé muy bien porqué mis hijas de 8 y 5 años son fans de The Big Bang Theory. La siguen con interés, aunque muchas veces no entienden el humor y su personaje favorito es Sheldon Cooper. Pero como feminista y madre, prefiero que miren esta serie a según qué novelas pastelonas de Disney Channel…

Cartel primera temporada

En las tres primeras temporadas de la serie Penny fue la única protagonista. Su rol era el de una chica tonta de pueblo que servía como interés sexual para el protagonista…  Se daba así lo que Katha Pollitt definió como el Principio de Pitufina.  La poeta y ensanyista escribió un artículo en el New York Times en 1991 en el que explicaba: “Los espectáculos contemporáneos son protagonizados esencialmente sólo por hombres, como 'Garfield', o se organizan en lo que yo llamo el Principio de Pitufina: un grupo de amigos masculinos será acentuado por una mujer solitaria, definida de manera estereotipada”.

¿Y qué tiene que ver todo esto con el feminismo y las niñas? ¡Pues mucho! La serie aparte de visibilizar la diversidad cultural, religiosa, racial y reivindicar la ciencia, ha encumbrado a unos personajes que hasta hace pocos años habían sido el hazmerreír en las pelis de adolescentes, y el blanco de todas las bromas en los institutos: los nerds y los freakes.

Estos antihéroes no son guapos, ni atléticos, ni estilosos. Son maniáticos, apasionados por la ciencia, jugadores compulsivos de juegos de rol y con pocas habilidades sociales. Representan a un sector de la población masculina tradicionalmente marginada por no cumplir con los estándares que el patriarcado ha predispuesto para los hombres.

Amy Farrah Fowler
Así era la serie, pero en el último capítulo de la tercera temporada aparece Amy Farrah Fowler, un nuevo personaje femenino, Amy no es una chica florero, es neurobióloga, una científica, que puede relacionarse en condición de iguales con los chicos de la serie. Igual de inteligente, igual de rarita, vendría a ser la homónima de Sheldon Cooper para las chicas. Y las mujeres que se iran  incorporando a la serie compartiran muchas de estas cualidades, no son guapas, ni estilosas pero son inteligentes, han estudiado y se han especializado en campos científicos en los que faltan referentes para las niñas.

 Más adelante se incorporará Bernadette, compañera de Penny en el trabajo, pero que estudia microbiología, y que finalmente entrara a trabajar en los laboratorios de una farmacéutica. Y la última chica que se incorpora a la serie Emily es dermatóloga. Aunque todas ellas se incorporan como “la novia de”, la verdad es que consiguen igualar talento y rarezas con los chicos.



¿Y por qué considero un éxito que mi hija quiera ser como Amy Farrah Fowler? Pues de entrada porque no ha sucumbido al poder de los cánones estéticos. Podría querer emular a Penny, que es rubia y guapa y triunfa entre los hombres. Pero en lugar de eso se ha interesado por Amy, que no es guapa, ni estilosa, que es igual de rara que Sheldon, pero que es científica, y de vez en cuando aparece trabajando en su laboratorio, rodeada de instrumental y ordenadores y con bata blanca. Si quiere ser como Amy es porque quiere ser científica, porque Amy se ha convertido en un referente, un ejemplo de lo que ella podría convertirse de mayor.

No contenta con esto, ricé un poco más el rizo, y le hable de la actriz que interpreta a Amy Farrah Fowler, Mayim Chaya Bialik que además de actriz es doctora en neurociencia. Lo cual incrementó más la admiración de mi hija por Amy/Mayim: “¿puedes ser científica y otra cosa más?... Yes, you can!



Creo que es importante empoderar a las niñas, no marcarles límites, al contrario mostrarles el abanico de posibilidades que tienen, a lo que pueden aspirar. Cuando lo comparo con la información que recibía de mi familia, de la escuela, de la sociedad a su edad me doy cuenta de cuan castradora fue. Inconscientemente, y seguramente sin mala intención, me inculcaron unos prejuicios y unos estereotipos de género de los que todavía hoy estoy intentando deshacerme. Muchas veces me pregunto cómo habría sido mi vida, si en lugar de haber recibido una educación tradicional basada en los caminos que el patriarcado habida concebido para las mujeres, me hubieran dicho que podía conseguir lo que quisiera si me lo propia, me hubieran mostrado mujeres científicas, chefs, artistas, escritoras… referentes a las que imitar. Así pues, si he llegado al feminismo es por mi cuenta, escuchando solamente lo que mi conciencia y mi cuerpo me pedía. Y ahora tengo la oportunidad de plantar la semilla en mis hijas, dándoles referentes, hablándoles de mujeres que viajan al espacio, que luchan por los derechos civiles, que viven su sexualidad libremente, que toman las riendas de su vida según sus propias inquietudes, libres de las cadenas del patriarcado y feministas desde la cuna.

miércoles, 18 de abril de 2018

Dime que lees y te diré que quieren que pienses...

Como ser mujer de Caitlin Moran fue una de los libros más divertidos que hemos leído este año en el Grupo de Lectura Una habitación propia. En un capítulo del libro explica que realizó una entrevista a una artista famosa, y cuando la entregó su jefe de redacción le dijo (más o menos) “está muy bien, pero no has descrito que llevaba puesto, si llevaba un bolso de marca X o si quería tener hijos…” Este pasaje que me hizo mucha gracia, recuerdo que pensé “claro, esto pasaba en los 80, hoy en  día no pasa… ERRROOOOORRRRR….

¡Cómo podía estar tan equivocada! ¡En pleno siglo XXI todavía existen estas publicaciones! Quizás pensaba –inocentemente- que las habíamos superado, quizás porque no las había leído desde la época del instituto… pero ¡haberlas haylas! Así que entre indignación y curiosidad morbosa me puse a leer el artículo…

Elif Shafak

La que hizo saltar las alarmas:  un artículo en la revista Telva:  “Elif Shafak: Entrevistamos a la escritora feminista turca más combativa”, a priori y leyendo el título del artículo  podemos pensar que se trata de una entrevista con cierta “perspectiva violeta”, teniendo en cuenta que dicha autora fue llevada juicio por abordar en genocidio armenio en su novela “La bastarda de Estambul”, y que es muy conocida su faceta de defensa de los derechos de las mujeres, las minorías y el colectivo LGBTI. Pero solo empezar el artículo encontramos frases como:

Esbelta y elegante cómo un junco, y con unos inmensos ojos 
que cambian caprichosamente de color (…)

Características imprescindibles para cualquier escritora que se precie –como todas sabemos-. Pero el tema no acaba aquí, continúa ensalzado sus atributos físicos y encantos varios en frases como:

Escritora con silueta de modelo es hoy en día la autora 
más leída en Turquía (…)
Viste un sobrio abrigo entallado de línea lápiz 
que marca su estilizada figura (…)

¿Y porqué creéis que se recrea tanto en describir a la autora? Pues aquí tenéis la respuesta:

Una mujer de una belleza y elegancia sobrecogedoras, 
es una feminista combativa.

¡OMG! ¡¡¡Es feminista!!! Aquí está el tema, hemos llegado al quid de la cuestión:

Podría parecer una sofisticada maniquí 
siempre al tanto de las últimas tendencias,
pero resulta que se trata de una reconocida
 y valiente escritora (…)

Este “pero” esconde muchas cosas, ¿no creéis? Resulta absurdo -a mi entender-, preparar una presentación para una escritora que parece una broma, me explico. Simplificar la presentación de una escritora, que además es comentarista política y una influyente oradora a escala mundial, a su físico, es una forma de invisibilizar su valía como profesional. Destacar su color de ojos antes que  el hecho que sus 15 novelas publicadas han sido traducidas a 47 idiomas, es un poco ofensivo. O enfatizar su “delgada figura” en lugar del hecho que ha sido seleccionada para el Orange Prize, el MAN Asian Prize, el Baileys Prize y el IMPAC Dublin Award y quedo finalista en los Independent Foreign Fiction Prize y el RSL Ondaatje Prize; pues no sé, personalmente se me disparan las alarmar violeta.

Elif Shafak durante su intervención en las TED TALK

Y lo que más me sobrecoge es que el artículo pertenece a una revista dedicada al público femenino. ¿Qué mensaje pretenden trasmitir a sus lectoras? ¿Cuándo entrevistan a un escritor també comentan lo guapo y estiloso que es? ¿O lo bien que le sienta la chaqueta que lleva? si no hacemos estas preguntas cuando escribimos sobre ellos, porque sí lo hacemos cuando escribimos sobre ellas.
Y si bien solamente os he hablado de la presentación, me guardaba la guinda final, mi pregunta favorita:

Madre, escritora, articulista, conferenciante... 
¿Cómo se organiza para llegar a todo?


¡Zasca! Aquí está la pregunta clave… la pregunta que solo les hacen a las mujeres. No he leído ni una entrevista a Cristiano Ronaldo o Enrique Iglesias,  que les pregunte como se organizan la vida como padres. ¡Ah claro! Es verdad, no hace falta que se lo pregunte, simplemente ellos no se organizan la vida en función de su paternidad, porque no es su función primordial en la vida. En cambio la nuestra sí, estar estupendas, organizarse, criar y educar en valores… ¿no os huele un poco a rancio? A mí sí.