De este Congreso surgieron varias iniciativas que urgían a los gobiernos del mundo a poner fin a la terrible guerra, y construir una paz permanente y con justicia. Sin duda, marcó el inicio del movimiento internacional de mujeres por la paz, del feminismo pacifista y antimilitarista con vocación internacionalista. Y fue el origen de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF).
El objetivo al fundar WILPF, como sigue siendo en la actualidad, era el de tener una organización a través de la cual las mujeres pudieran identificar y erradicar las causas profundas de la guerra y trabajar por la paz; garantizar la inclusión de los mujeres en los procesos de construcción de paz; defender los derechos de las mujeres y los derechos humanos; y promover la justicia social, económica y política.
El próximo 28 de abril WILPF cumplirá 100 años, lo que la convierte en la organización pacifista feminista más antigua del mundo. Además, WILPF cuenta entre sus mujeres con tres Premios Nobel de la Paz: Jane Addams, primera Presidenta, que fue galardonada en 1931, Emily Greene Balch, que recibió el Premio en 1946 y Alva Myrdal, en 1982.
El compromiso de WILPF, durante estos 100 años, ha sido trabajar de forma creativa y urgente, desde el activismo y la incidencia política, por la paz universal y perdurable con justicia y libertad. Imaginando la paz y trabajando para lograrla. Y lo hace desde sus estructuras internacionales y sus secciones nacionales en treinta países, que llevan a cabo el programa internacional en su contexto nacional.
La sección española (WILPF España) comenzó su andadura el 11 de junio de 2011, cuando un grupo de mujeres de distintos ámbitos, trayectorias y generaciones pero con un largo compromiso común por la paz, se reunieron en Madrid y decidieron sumarse a una organización histórica en el trabajo por la paz y la incidencia internacional con una mirada desde las mujeres, pero no sólo en cuestiones de género.
De 1915 a 2015, una voz permanente por la paz
Ha pasado un siglo desde la fundación de WILPF pero la necesidad de abordar el fenómeno de la guerra y la violencia desde una perspectiva feminista, pacifista y emancipadora sigue manteniendo la misma vigencia. Hace unas semanas, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, emitía su informe anual sobre violencia sexual en contextos de conflicto armado. Según el documento, a lo largo de 2014 se produjeron casos de violación, esclavitud sexual, prostitución, embarazos, matrimonios o esterilizaciones forzadas en 19 países del mundo en situación de conflicto o post-conflicto. Ban Ki-moon instaba a los gobiernos a apoyar y proteger a las voces independientes, en particular a las organizaciones de mujeres y defensoras de derechos humanos. El hecho de que las mujeres, incluso en las peores circunstancias, adquieran roles activos en la defensa de la paz y sus derechos ha sido una constante histórica a la que no siempre se le ha prestado la atención merecida.
No cabe duda de que en todo este tiempo se han conseguido importantes avances. 2015 es un año clave para el movimiento de las mujeres por la paz.
Además del centenario de WILPF se conmemoran los 70 años de la fundación de las Naciones Unidas y los 20 años de la IV Conferencia Internacional de Mujeres en Pekín, un hito que consolidó la agenda de paz como parte integral de las preocupaciones de las mujeres de todo el mundo. Asimismo, hace 15 años se establecieron los Objetivos del Milenio con el fin del acabar con la pobreza extrema y las discriminaciones de género y se aprobaba la histórica Resolución 1325, la primera de una serie adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU, en la que se reconocía la importancia de la participación de las mujeres, en condiciones de igualdad, en la construcción de la paz y la seguridad.
Sin embargo, pese a los grandes logros, la guerra sigue afectando de forma desproporcionada a las mujeres. El 80% de los aproximadamente 50 millones de personas refugiadas que existen en el mundo son mujeres mientras que únicamente el 4% de los acuerdos de paz llevan la firma de alguna mujer, una cifra que no resulta extraña si tenemos en cuenta que tan solo un 22% de los miembros de parlamentos en todo el mundo son mujeres.
Por otra parte, la noción de seguridad sigue asentándose sobre la idea del gasto militar sin asumirse que una mayor cantidad de armas no equivale a un mundo más pacífico y seguro. Por poner solo un ejemplo, el coste del funcionamiento de las Naciones Unidas en un año supone tan solo el 0,15% del gasto militar global.
Por todo ello, desde WILPF se sigue insistiendo en la necesidad de desafiar esta mentalidad dominante y la urgencia de abordar las causas fundamentales de la guerra teniendo en cuenta pilares básicos como la justicia social y económica, la participación, los derechos humanos, el desarme y la protección del medio ambiente.
“El poder de las mujeres para parar la guerra”
La existencia de WILPF tiene más sentido que nunca. Por este motivo, con el fin de construir la Agenda de la Paz del siglo XXI y recordar el legado de las pioneras de WILPF, mujeres procedentes de 30 países, de todos los continentes, se reunirán del 22 al 29 de abril en La Haya, bajo el lema “El poder de la mujeres para parar la guerra”. Durante estos días tendrá lugar un Congreso y una Conferencia Internacional con los que se conmemorará el centenario de la Organización. Hasta La Haya se desplazará una delegación española compuesta por una treintena de mujeres y encabezada por la presidenta de WILPF España, Carmen Magallón.
Para Magallón, el Centenario supone una oportunidad única de “estrechar lazos con compañeras de otras secciones, especialmente con las de América Latina. En La Haya se oirá una voz común, sentiremos, a través de sus múltiples rostros, ese poder de las mujeres para parar la guerra”.
Esta ciudad holandesa congregará a centenares de destacadas mujeres, incluidas las galardonadas con el Nobel de la Paz: Leymah Gbowee (Liberia), Shirin Ebadi (Irán), Tawakkol Karman (Yemen), Mairead Maguire (Irlanda) o Jody Williams (Estados Unidos). Sus voces, junto con las del resto de participantes llegadas de los rincones más diversos del mundo atestiguan, según Magallón, “la importancia y el significado de esta tradición de feminismo pacifista que se inició hace ya un siglo y que, desde entonces, se propuso incidir en la política internacional desde un paradigma propio y libre”.
Como se apunta en el Manifiesto WILPF 2015, "la violencia no es inevitable. Es una elección. Nosotras elegimos la no violencia, como medio y como fin. Liberaremos la fuerza de las mujeres y, en colaboración con hombres de igual parecer, crearemos un mundo justo y armonioso".
(Fuente: 100 años de feminismo pacífico, Blogs El País)
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